—Es tarde en el mundo mortal y no has estado durmiendo bien, además puedo decir que ustedes dos necesitan tener una conversación juntos —dijo Satanás tras un rato—. No vamos a tener una guerra pronto, así que pueden retirarse a descansar.
—No estoy tan cansada —respondió Elisa. Se sentía inquieta, intranquila al saber que la guerra estaba a la vuelta de la esquina, esperando el momento adecuado para atacar y que podría ocurrir en cualquier momento. Era similar a esperar o una taza que se había llenado de agua hasta el borde para que se desbordara.