Mientras los ojos de Redrick se encendían de ira, levantó sus manos haciendo que el suelo se fragmentara. Elisa sintió sus pies hundiéndose en el suelo, extendió su mano, permitiendo que Jett la ayudara a evitar caer dentro de la cavidad que Redrick había creado.
Pero en cuanto sus pies tocaron el suelo firme, las manos de Redrick ya habían llegado a su cuello. Elisa, sorprendida por esto, instintivamente levantó su codo hacia la cara del ángel, haciendo que él gruñera de dolor y retrocediera a trompicones.