—No entiendo, pero sí noto que hay una diferencia con el habitual Sir Andrick —dijo la Señora Lone cuando el hombre le hizo una pregunta—. Estaba demasiado cerca de lo necesario hacia el recipiente.
—Creo que es hora de acabar con él —asintió el hombre sentado frente a él.
—¿Acabar con él? —exclamó el Señor Lone, que luego rápidamente bajó la voz como si temiera que alguien más pudiera escuchar su conversación, lo cual era tarde ya que tanto Apolión como Ernesto estaban en la habitación contigua a la que estaban, continuando aprovechando la oportunidad para escuchar el contenido de su conversación.
—Como ustedes dos saben, Andrick trabaja en el campo de la resurrección y a menudo se convierte en una causa donde la persona que realiza el ritual es poseída por un alma maligna que acecha —respondió el hombre a la pareja—. He notado algunas ocasiones extrañas de él también y sus acciones cuestionables que tomó. Por lo tanto, he tomado mi decisión.