Un final feliz-II

Esther se acercó más al espejo. La visión del hermoso rostro de la mujer era hipnotizante, pero una vez que uno veía su cara herida, se llevaría un susto. Parecía que la mujer sabía esto y no se molestaba en ocultar su interés en provocar una reacción en las expresiones de Esther y Belcebú.

Esther pudo verlo por la sonrisa de la mujer cuando mostró su rostro lastimado.

Pero a cambio, recibió una respuesta bastante tibia tanto de Esther como de Belcebú. Desde que eran jóvenes, Belcebú y Esther vivían en la peor parte del Infierno. Habían visto lo que la gente llamaría feo y la cicatriz de la mujer apenas les molestaba.

Esther observó cómo la mujer suspiraba decepcionada por su respuesta.

—¿Qué quieren de nosotros? —preguntó Belcebú en el acto. Sus ojos se entrecerraron. No se dio cuenta, pero la demonio pareció notar con su ojo rojo cómo su mano siempre se mantenía sobre el frente de Esther como para protegerla en caso de que ella los atacara.