Adiós-II

Ella juntó sus manos. Había tomado una decisión. Dalton era el amor de su vida, pero eso no cambiaba el hecho de que Belcebú le había salvado la vida.

—No lo hago —Venervy apretó sus manos mientras hablaba— y pensó que había hablado sin ninguna vacilación, Belcebú no se perdió su cara de disgusto.

—Hubiera sido convincente si no hubieras mostrado la expresión que tienes ahora —respondió Belcebú, sorprendiéndola.

Venervy sabía que era inútil mentirle a Belcebú. Estaba en su sangre diferenciar la mentira de la verdad y ella no era buena mintiendo. —Sí, lo amo, pero había hecho un juramento. No quiero romper un juramento que hice y pronuncié con mi sangre.

Belcebú tarareó, no sorprendido ya que lo había predicho. Pudo haber escogido respetar la decisión de Venervy y lo habría hecho si no fuera consciente del dolor que Venervy sentiría al dejar a Dalton con arrepentimiento.