La risa de Atticus podía describirse con una palabra, hilarante. Estaba completamente divertido.
Los Vampyros habían enviado una carta tratando de resaltar su dominio, pero para Atticus, no era más que una broma.
Si hubiera estado en la Tierra, probablemente habría empezado a buscar cámaras ocultas por los alrededores. Tenía que ser una broma.
Atticus nunca había visto a nadie tan metido en sí mismo en su vida. ¡Era como si fueran los protagonistas de este mundo!
Porque ¿por qué, por qué en el universo viviente pensarían los Vampyros que los humanos aceptarían esto?
Nunca había visto términos tan descabellados…
Pero Atticus era el único que se reía. Los rostros de Magnus y Avalon ya se habían transformado en ira, y hasta Ozeroth hervía en su mente.