Caos

El guardia sintió que su sangre se congelaba, su cuerpo temblaba mientras su temperatura comenzaba a bajar. Su voz flaqueaba.

—T-They no ofrecieron ninguna respuesta, Eterna Sangre Reina

La aura de Jezeneth explotó.

Una onda de choque de tal intensidad lanzó al guardia hacia atrás a una velocidad supersónica, haciéndolo estrellarse a través de las macizas puertas.

La fuerza de la explosión empujó hacia atrás a los ancianos, cuyas miradas temblaban mientras fijaban sus ojos en la opresiva energía roja que irradiaba de su reina.

Jezeneth estaba enfadada.

Estaba hirviendo de ira.

—¡Se atrevieron los malditos!

Su aura estalló una vez más, forzando a los ancianos a retroceder aún más, provocando que aparecieran grietas por todas las paredes del salón.

A ella le habían restringido atacar directamente el dominio humano. Sin embargo, ¡la Eterna Soberanía de los Vampyros había enviado demandas a los humanos y ni siquiera habían intentado ofrecer una respuesta!?