Un hombre con todas las características distintivas de los Dimensari caminaba por un pasillo oscuro dentro de los enormes salones del Castillo Velarius. Sus pasos eran pesados, y su rostro estaba lleno de nada más que ira hirviente. Incluso el aire lo sentía, el aire a su alrededor parecía distorsionado, como si su misma rabia estuviera sangrando en el mundo mismo. Eletantron se movía rápidamente, acelerando su paso con cada paso, como si no pudiera esperar a llegar a su destino. A pesar de la tormenta que había estallado hace momentos, su mente estaba extrañamente tranquila. Sin embargo, no era porque no hubiera nada en qué pensar… sino porque ya había llegado a una conclusión. Una conclusión única, inquebrantable, que ardía dentro de él. Tendría su venganza.