La frase hizo clic. Una idea acababa de surgir en su cabeza, una de la que no tenía idea si funcionaría.
Pero en este punto, Atticus estaba dispuesto a intentar cualquier cosa.
Con un solo pensamiento, las lágrimas que corrían por su rostro se evaporaron en el aire.
Se volvió hacia Avalón nuevamente.
—Papá.
Al escuchar su llamado, vio el delgado rastro de humo ascendiendo desde el rostro de Avalón. Él también había evaporado sus lágrimas.
Con lentitud, Avalón se giró a mirarlo.
—Lo siento —dijo Atticus con calma—, pero no puedo permitir que sigas torturándote así.
Avalón abrió la boca para hablar:
—Att
Pero Atticus levantó una mano, cortándolo.
—Pero no tienes que rendirte en la búsqueda del poder.
Se adelantó, cerrando la distancia entre ellos. Una leve sonrisa apareció en su rostro.
—De hecho —dijo con una mirada emocionada—, podría tener una mejor manera que esta... tortura.