Era la segunda vez que Raze se sorprendía por las palabras que salían de la boca de Belil. Lo cierto era que ni siquiera había tenido tiempo de enfrentarlo por la primera cosa que lo había sorprendido, porque Belil lideraba la conversación y, en este punto, Raze sentía que ya era suficiente.
—Sabías que yo era un mago antes de entrar aquí, así que está claro que sabes algo —respondió Raze—. Pero, ¿también sabes sobre el Arte de Espada Filo Oscuro? ¿Cuánto sabes… cuál es tu objetivo en todo esto y qué estás haciendo… debería preocuparme?
Belil cruzó sus brazos. Aunque Raze hablaba más firmemente, la sonrisa en el rostro de Belil no había desaparecido ni un momento.
—Tienes razón, tienes razón. Verás, solo soy sensible al cuerpo de uno. Puedo sentir las células dentro de ti reaccionando, los escalofríos en tu cuerpo, así que quería ver cómo reaccionarías… y además, no es como si los dos habláramos mucho la última vez —dijo Belil.