Dentro de la nave principal de la iglesia, tanto Simyón como Liam observaban la situación. Contaban cuántos miembros había y esperaban el momento perfecto para neutralizarlos. Era Liam quien hacía los cálculos en su cabeza mientras organizaba todo lo que podía ver.
—Parece que no hay una opción perfecta de cualquier manera —dijo Liam—. Debido a la cantidad de ellos que hay, y los ángulos, si tomamos a dos al mismo tiempo, alguien nos descubrirá. Así que vamos a tener que arriesgarnos.
—O podríamos ser un poco pacientes y esperar. Parece que Safa aún no ha actuado, y quién sabe si estos miembros de la religión van a dejar la sala o no.
Esperaron la oportunidad perfecta. Había alrededor de ocho miembros vestidos con ropa colorida. Lo bueno era que no parecía haber fieles ni ciudadanos comunes dentro del edificio en ese momento.