La lucha de Zon

Zon había energizado dos espadas rojas en su mano, y el harapiento tejido que cubría su cuerpo aparentemente se desintegró, revelando el traje negro endurecido que llevaba puesto. No era momento de mantener las apariencias.

A Zon no le importaba quién lo viera en la isla, porque lo único importante era conseguir el objeto.

—Beatrix, concéntrate en maniobras defensivas, ¡yo me enfocaré en el ataque! —dijo Ricar con urgencia en su voz.

Normalmente, no se atrevería a dar órdenes a un guerrero de alto nivel, especialmente uno lo suficientemente hábil como para ganar el rango de Anciano, pero en la situación actual en la que se encontraban, tenía un mal presentimiento sobre su oponente, y hacer las cosas de esta manera podría ser la única forma en que podrían sobrevivir.