Conectando Todo el Mundo

Un gran barco de madera se acercó a la orilla, a unos treinta metros del último naufragio. Inmediatamente, la gente comenzó a bajar de la isla y manos empezaron a agitar en dirección a otros.

Lince y Zon no avanzaron, tampoco Beatrix. En cambio, fue Raze quien se aventuró y se acercó a los demás.

—¡Raze, estás bien! —exclamó Safa, corriendo hacia él. Dudó por un momento, sin saber si forzarle un abrazo.

Sin embargo, en lugar de apartarla, Raze hizo algo inesperado. Levantó los brazos, casi como si la invitara.

Safa aprovechó la oportunidad y se lanzó a su abrazo, aferrándose a él con fuerza. Después de todo lo que había sucedido—la verdad sobre su verdadero hermano—Safa solo quería estar cerca de Raze.

—Gracias por seguir aquí... gracias por seguir vivo. Pensé que podría haberte perdido —susurró Safa.

Aunque incómodo, Raze lo aceptó e intentó soportarlo.

—Oye, ¿crees que Raze nos dejará abrazarlo ahora? —preguntó Liam.