Alen, desde el rabillo del ojo, miraba a las personas aterrorizadas que estaban en el centro. Luego miró hacia los magos del Gremio Oscuro. Sabía lo esencial de la situación gracias a la transmisión de noticias, y esperaba que, con su entrada sorpresa, pudiera enfrentarse a varios de los miembros del Gremio Oscuro.
El primer instinto de alguien cuando tenía un atacante era defenderse o atacar a la persona que los atacaba. No pensaban en usar rehenes hasta que sentían que realmente estaban contra la pared.
Lo que Alen no contaba era que habría alguien capaz de igualar su poder. Desbaratando todos sus planes, permitió que los miembros del Gremio Oscuro se mantuvieran calmados, y con ello, ahora todos tenían sus manos apuntando hacia los rehenes. Era la peor posición en la que Alen podía estar.