«¿Qué está pasando?», pensó Aurora mientras su mente entraba en pánico. Todo su mundo se sentía como si estuviera retorciéndose, desmoronándose justo frente a sus ojos.
«Un momento, estaba intentando lidiar con ese molesto gato que seguía estropeando mi círculo mágico, y luego… y luego… antes de darme cuenta, algo extraño apareció frente a mí. Era poderoso; el mana era inimaginable, y sentí como si me hubiera absorbido… y ahora… y ahora».
Aurora levantó su mano hacia su cabeza, preguntándose si algo le había sucedido o si le habían lanzado un hechizo, pero no podía sentir tal cosa. No podía sentir ningún mana en absoluto. En su lugar, olores putrefactos llenaban su nariz.
El polvo en el aire era pesado, y los sonidos de charla constante a su alrededor eran lo único que podía escuchar.
—¿Dónde estoy? —preguntó Aurora.