La Grulla Carmesí estaba emocionada con los objetos que habían recibido del Mago Oscuro. Finalmente, después de mucho tiempo, Raze había cumplido con su palabra. A cambio de que lo ayudaran, lo protegieran y fueran parte de su grupo, él fabricaría personalmente poderosos objetos para ellos.
Sin embargo, ahora era difícil decir quién protegía a quién con todo lo que había sucedido. La Grulla Carmesí sentía que se habían dejado arrastrar por el ímpetu de todo lo ocurrido.
Había una cosa que querían hacer en el momento en que pusieron sus manos sobre los objetos, y era probarlos. Necesitaban saber qué podían hacer y cómo usarlos si iban a luchar con ellos.
Antes de eso, había una tarea que necesitaba completarse. Afortunadamente, mientras la Grulla Carmesí junto con Alba salían del ayuntamiento, se toparon con Anna.
—Oh, es un placer verte, Anna, de nuevo.
—Claro, un placer verte —respondió Anna, aún sintiéndose un poco decaída por todo.