Los tres continuaban avanzando a través del campo de batalla, moviéndose según las rápidas instrucciones de Safa. Ella daba órdenes más rápido que antes porque se había dado cuenta de algo: ya deberían haber alcanzado al Eliminador.
El campo de batalla era grande, pero sentían como si estuvieran corriendo en círculos. Eso solo podía significar una cosa: el enemigo estaba al tanto de sus movimientos. Él los estaba observando, manipulando la situación para mantenerse un paso adelante. Si él tenía el control, ¿cómo podrían alcanzarlo alguna vez?
La única opción era tomar riesgos: moverse más rápido, avanzar más lejos e ir directamente hacia la fuente de los ataques. Hasta ahora todo había ido bien, con Simyón bloqueando los golpes mientras Safa lo sanaba. Pero entonces, el suelo bajo ellos comenzó a moverse.