Raze ya conocía la respuesta a la pregunta basándose en la forma en que todos estaban reaccionando, incluido Liam. Lo esperaba, y a diferencia de muchos otros, había perdido a aquellos a quienes le importaban muchas veces antes. Sin embargo, eso no hacía que la experiencia fuera más fácil, simplemente hacía que uno se acostumbrara al dolor. Después de decir esas palabras, Liam estaba temblando, todo su cuerpo se estaba preparando para que Raze lo golpeara o lo lanzara lejos con algún tipo de magia. En ese momento, no le importaría si todo su cuerpo hubiera perecido. Sin embargo, Raze no hizo tal cosa.
—Él los protegió a ambos —respondió Raze—. Lo hizo a costa de su vida, ¿verdad? Ese maldito… ese maldito idiota.
Mirando al suelo, había una sonrisa en su rostro, como si no pudiera creer la situación, o que alguien así hubiera hecho semejante cosa.
—¿Por qué no escuchaste mi otra orden? Te dije que no murieras tú tampoco —murmuró Raze para sí mismo.