La cabeza de Rayna se levantó de golpe, totalmente atónita. ¿En serio? Era como si todo el mundo en Pagna hubiera olvidado cómo hablar realmente entre ellos, simplemente haciendo lo que les daba la gana sin decir una palabra.
—Espera, Dame, ¿te estás yendo de Pagna? —exclamó—. ¿Después de todo lo que ha pasado? ¿Qué pasa con el Clan Neverfall? Hay un lugar para ti allí, sabes. Todos te aceptarán, y Fing ya no es el mismo de antes.
Dame se encogió de hombros, con un brillo familiar, casi imprudente, en sus ojos.
—Nunca planeé liderar el Clan Neverfall, no desde el primer día. Tú y Fing son más que capaces de manejar las cosas allí. —Hizo una pausa, su mirada se desvió hacia la luz que se desvanecía afuera de la tienda—. Siempre quise forjar mi propio camino, y durante un tiempo pensé que lo estaba haciendo con Raze. Pero ahora que Raze se está yendo, y toda la loca situación en Pagna se ha... asentado, supongo, mi perspectiva ha cambiado por completo.