—Los guardias de la ciudad, eso no es bueno, ¿verdad? —preguntó Safa.
Viendo lo avanzado y diferente que era todo en Alteriano hasta ahora, no tenía idea de lo poderosos que serían esos guardias de la ciudad.
Si estaban destinados a mantener la paz en un mundo lleno de magia, debían tener algún tipo de poder.
—Hey, Raze, ¿no puedes hacer algo? Quiero decir, si estuvieras en Pagna ahora mismo solo podrías decir tu nombre, o incluso te darían toda la comida gratis. ¿No puedes hacer algo en este mundo? —preguntó Liam.
Raze no dijo nada. Porque, aunque su nombre era infame en Alteriano, era bueno en lugar de malo, y basándose solo en las apariencias tampoco le creerían de todas formas.
—Está bien, siempre hay otra solución —dijo Dame, levantando los puños.
—Eso no funcionará —respondió Raze—. Si luchamos aquí, seremos buscados por toda la tierra y no podremos caminar. La mejor solución es no solucionar esto con nuestros puños.