Alex era un hombre de gusto supremo. Tenía una princesa árabe en su habitación y actualmente la retenía por rescate contra su padre. Realmente solo había una forma lógica de jugar este juego. Así, logró convencer a la joven intoxicada para que se lavara primero, se quitara el maquillaje y la pintura corporal de su cosplay y se desnudara.
Después de esto, la ató a su cama con algunos elementos de sujeción que tenía a mano en su ático por razones obvias, antes de ponerle una venda en los ojos y un bloqueo en su boca. Quizás era porque la mujer estaba borracha, o quizás era por toda la habilidad que él había acumulado, que en este punto hacía casi imposible que ella se negara a sus demandas.