Para sorpresa de Rain, no sintió ninguna señal de que su presencia hubiera sido detectada por fuerzas desconocidas. No había señales o indicaciones de haber sido descubierto, reforzando su confianza en las habilidades protectoras de su dominio. Era una confirmación tranquilizadora de que las habilidades del dios dragón tenían sus límites y Rain sintió un alivio al saber que aún no había atraído atención no deseada al explorar el espacio.
—No pienses en eso, no pienses en eso... —pensó Rain.
Rain estudió meticulosamente el paisaje alterado de la Tierra, observando su nueva forma y geografía desde su punto de ventaja en el espacio. Sus ojos escanearon la superficie, intentando discernir cualquier característica distintiva o anomalías que pudieran destacarse en el nuevo mundo.