La escala de defensa alrededor del cañón masivo era simplemente insensata. Innumerables torres rodeaban el área, cada una repleta de guardias cuyo enfoque era inquebrantable en los alrededores. Estas torres estaban estratégicamente ubicadas, con solo un kilómetro separando cada estructura. Era evidente que el enemigo había planeado meticulosamente su disposición defensiva, asegurando una cobertura integral de toda la vecindad.
Rain no pudo evitar sentir una sensación de inquietud mientras observaba las torres. Cada estructura parecía capaz de alojar al menos doscientos guardias mecánicos, y el mero número de estos puntos fortificados indicaba la seriedad con la que el enemigo consideraba la protección del cañón.