Ojo de la tormenta

Después de un par de segundos, aunque Rain se concentraba únicamente en esquivar, su cuerpo ya estaba cubierto de heridas y sangraba por muchas partes de su cuerpo. Era básicamente imposible decir con precisión el alcance de los ataques de Kei gracias a la energía condensada…

—En cualquier otra situación, este sería el momento en que salvaría mi trasero con magia o con algún tipo de truco, pero no puedo hacer eso aquí —pensó Rain.

El camino del bromista no estaba prohibido según las reglas, pero era difícil imaginar que Kei cayera en eso. Ella estaba en ese estado salvaje, y ya de por sí tenía una actitud muy directa.

Rain estaba empezando a sudar mucho, las cosas solo se harían más difíciles a partir de ese momento, así que no podía perder más tiempo. Cuando Sealyn cargó de nuevo, él de repente levantó los brazos e hizo que sus manos se curvaran un poco.

—Ah, ese pequeño… —Seara se levantó y entonces dijo.