—¿Quién eres tú? —preguntó Rain cuando se acercó al trono—. No eres uno de los que construyeron este lugar.
Solo el silencio fue la respuesta que Rain recibió… y poco después, el suelo comenzó a brillar y a temblar de nuevo. Parecía que el tipo no era muy conversador.
—Deberías saber que esto es una pérdida de tiempo —dijo Rain—. Estás tratando de medir mi fuerza y encontrar mis puntos débiles antes de pelear conmigo. Deberías intentar usar un poco más tu cabeza.
Una vez más, Rain no escuchó nada, y entonces chasqueó la lengua y saltó hacia atrás. Emergió de las profundidades del castillo un nuevo enemigo que tomó forma, un ser de puras sombras que tenía un parecido inquietante con Rain mismo. Era un doppelganger.