Cuando Rain tomó la decisión de empoderar a Sealyn a través de la conexión de los sellos, un abrumador sentimiento de vulnerabilidad lo golpeó. En el momento en que renunció a sus poderes, se transformó nuevamente en un ser humano ordinario. Sin embargo, las consecuencias de esta elección se hicieron inmediatamente evidentes.
Con solo una cantidad mínima de mana restante en su cuerpo, la peculiar atmósfera del mundo desconocido le pasó factura a Rain a un ritmo alarmante. Su nariz, ojos y oídos comenzaron a sangrar, y los efectos corrosivos del entorno hicieron que su piel se derritiera. El rápido deterioro de su forma física se convirtió en un doloroso testimonio de los peligros de navegar por este reino alienígena sin la protección de su escudo de habilidades sobrenaturales. Frente a tal adversidad, Rain luchó por mantener la compostura, impulsado por la urgencia de llegar a Sealyn y garantizar su seguridad.
—¡Capitán!