Solución

Rain nunca había sido de los que pierden el tiempo. Sus días estaban llenos de movimiento constante, ya fuera participando en actividades físicas, perfeccionando sus habilidades o sumergiéndose en la búsqueda de conocimiento. Sin embargo, tras la batalla, mientras se encontraba sanando y reflexionando sobre el encuentro, Rain se dio cuenta de que era la primera vez que realmente enfrentaba el peso y el poder de sus demonios internos.

La influencia siniestra de los pecados había logrado profundizar en los recovecos de su mente, despertando pensamientos e imágenes que no eran del todo fabricados. Aunque Rain nunca había tenido intenciones de hacer daño a aquellos que le importaban, el poder de los pecados había tejido un oscuro tapiz en sus pensamientos. Mezclaba su deseo de proteger con la malevolencia de los pecados, mostrándole perturbadoras visiones de atacar no a enemigos, sino a quienes más apreciaba.