Una sensación de presentimiento se asentó sobre Rain y Seadrei al darse cuenta de que el rey demonio podría estar escondido dentro de la red laberíntica de cuevas. La ausencia de cualquier organización discernible y defensas alrededor de la montaña de piedra añadía una capa extra de misterio al escondite de su objetivo. Quedó claro que alcanzar al rey demonio requeriría aventurarse profundamente en los oscuros recovecos de la montaña y navegar por el laberinto de entradas de cuevas.
—Tendremos que separarnos —declaró Seadrei—. No podemos perder tiempo mientras los demás están luchando. Cuando uno de nosotros encuentre al enemigo, enviaremos señales al otro para ayudar en la ubicación del campo de batalla.
—No me gusta esto… pero tienes razón —dijo Rain.