Los ojos de Rain se ampliaron con la realización a medida que las piezas del rompecabezas encajaban. Los atacantes invisibles no solo copiaban las habilidades que presenciaban; estaban usando el poder de la Envidia para golpear a sus objetivos, robando las habilidades directamente. Era un giro peligroso e inesperado que añadía una nueva capa de complejidad a la situación.
—No están copiando... están robando —murmuró Rain, con un matiz de preocupación empañando su expresión usualmente compuesta.
Las cejas de Sealyn se fruncieron al comprender la gravedad de la situación. Los enemigos no solo estaban imitando sus habilidades; estaban activamente robándoles sus habilidades. No era un robo instantáneo, pero las habilidades robadas desaparecían del repertorio de las víctimas, haciéndoles incapaces de reequiparlas o usarlas.
—Eso es... problemático —dijo Sealyn, con su mente ya trabajando en potenciales estrategias para contrarrestar esta nueva amenaza.