Siempre Tienes Razón

Lena llegó a su casa la mañana siguiente, pareciendo como si el infierno la hubiera doblado sobre sí misma.

Justo entonces, alguien habló, empeorando aún más su ya de por sí mala mañana.

—Bueno, pareces un desastre —dijo.

Ella levantó la cabeza y vio a June descansando en su sofá. Él estaba viendo las noticias de la mañana, y bajó el volumen cuando Lena se paró en el puf junto a él.

—¿Qué haces aquí? —preguntó ella, sin siquiera tener la energía para regañarlo.

—Minjun me llamó —respondió June—. Me dijo que no quería sentirse solo, y como sabía que tú tendrías una gran noche, decidí unirme a él aquí.

Lena negó con la cabeza. —Lamento todo. De verdad.

—¿Ayudarme? —preguntó él con una risita, esperando que ella estuviera de acuerdo. Sin embargo, ella de repente negó con la cabeza, tomando a June por sorpresa.

—No, por salir con ese tipo tonto.

Las cejas de June se levantaron en sorpresa. —Oh —dijo—. ¿Así de rápido?

—Hice la pregunta —empezó ella.