—Cuando Archer recibió su mensaje, se despidió de las dos mujeres, pero notó que Meera lo miraba con una mirada desconocida. Sin pensarlo, recogió a la mujer tigre en brazos como a una princesa, lo que la hizo dar un grito.
—Le miró a Aisha y habló con picardía —Voy a pedir prestada a la primera ministra. La llevaré a ver las minas submarinas.
—La mujer dragonkin sonrió —Oh, no me importa, Mi Señor. Puedes llevártela —dijo—. Estaré ocupada con el papeleo.
—Los ojos amarillos de Meera se agrandaron al escuchar las palabras de Aisha, lo que hizo que Archer saliera de la habitación solo para escucharla hablar por última vez —No seas demasiado brusco con ella, esposo. La necesito lista para trabajar por la mañana.
—Archer asintió antes de usar Pestañeo para teletransportarse fuera de la ventana mientras invocaba sus alas y despegaba hacia el sur mientras Meera gritaba aterrorizada. Sus brazos se enroscaron alrededor de sus hombros en pánico cuando el viento le golpeó la cara.