Archer voló sobre Ciudad Naravo y usó el Detector de Aura para encontrar a las chicas; en poco tiempo, las localizó. Estaban en la muralla norte, rodeadas de soldados Corazón de León. Se dirigió hacia allá, y una sonrisa apareció cuando vio a las dos rubias.
Reapareció detrás de ellas con Pestañeo mientras Nala decía —Los ataques han disminuido; los exploradores informaron que muchas hordas se dirigen hacia el sur.
Lucrezia asintió —Archer probablemente está en movimiento, y al Enjambre le repugna ese chico con pasión —dijo con una risa—. Escuchaste a su comandante; lo llaman un demonio.
Nala se rió entre dientes mientras la conversación continuaba, sin darse cuenta de los pensamientos traviesos de Archer. Mientras admiraba sus figuras—las suaves curvas de Lucrezia y la forma esbelta de Nala—no pudo resistir el impulso. Con una sonrisa juguetona, extendió la mano y les dio un pellizco rápido en sus traseros.