Archer asintió, y una luz brillante dejó momentáneamente ciegos a todos mientras se transformaba. Cuando la luz se desvaneció, se paró frente a ella en su forma humana. Al verlo, una sonrisa radiante iluminó su rostro, y de inmediato lo envolvió en un cálido abrazo.
—Es tan bueno verte a salvo —susurró Cassandra, su voz llena de emoción. Archer la abrazó de vuelta, sintiendo una sensación de confort y pertenencia en su abrazo.
Archer sonrió cuando ella lo soltó pero habló, —Encuentra a esas chicas tontas; han estado preocupadas por ti.
—Lo haré, Madre, solo he estado ocupado dirigiéndome al norte —reveló.
Cassandra asintió con comprensión antes de despacharlo con una gran sonrisa. Archer invocó sus alas y despegó volando hacia el este. Le tomó una hora localizar el fuerte donde se escondían las chicas.