Permíteme mostrarte mi fuerza

Archer movió a un lado las bragas negras de Nala y reveló sus pliegues húmedos que estaban listos para él; comenzó a frotar su miembro contra ella, haciendo que la leona temblara de placer. —Oh, Arch, he extrañado esta sensación —dijo con voz temblorosa.

«Está empapada», pensó con una sonrisa. «No puedo esperar para estar dentro de ella».

—Bien, ahora toma esto, mi hermosa leona —respondió con una sonrisa antes de penetrar su apretada vagina causando que Nala soltara un grito mientras el placer recorría su cuerpo como un choque repentino—. ¡Ahhhhh!

Se hundió más profundo en Nala, provocando un torrente de su excitación que fluía libremente; la leona agarraba las sábanas de la cama, su voz sin aliento mientras murmuraba. —Te amo, Arch; demuestra que sientes lo mismo.