Tú perro tonto

Darla y Alessandra se sentaron frente a él mientras una mujer vestida de criada les traía su cena. Era una mezcla de carnes, verduras y puré de papas que olía delicioso, haciendo que su estómago gruñera.

Mientras admiraba la comida, Darla preguntó mientras sorbía algo de vino —¿Por qué pareces como sacado de una novela de fantasía?

Archer comenzó a reír antes de responder —La genética es hermosa. Uno de mis tatarabuelos tenía el mismo cabello blanco, mientras que mis padres piensan que estoy pálido por una condición sanguínea.

—Bueno, no has sufrido por ello ya que eres extremadamente guapo —comentó Darla casualmente, lo que hizo que Alessandra los mirara con los ojos bien abiertos.

—¿Es tan malo mi carisma en los humanos? —pensó Archer mientras miraba a la rubia madura—. Ha estado echándome el ojo desde que llegué aquí.

La joven mujer se volvió hacia él con los ojos entrecerrados y exigió —¿Qué drogas le has dado?