Archer dejó escapar un rugido que sacudía la tierra cuando se transformó en su forma de Draconis, desplegando sus enormes alas. Se viró hacia Maeve, su voz retumbando con autoridad. —Mi amor, protege la mansión. Asegúrate de que ningún monstruo llegue a esa mujer. Ella es la líder de esta nación y podría ser útil para nosotros.
Maeve le lanzó una sonrisa juguetona, con un tono de burla. —Solo quieres meterte en sus pantalones, dragón lascivo. Pero no te preocupes, la mantendré a salvo.
Él se rió antes de revelar —Para ser honesto, no había pensado en eso en absoluto, pero ahora que lo mencionas, sí que es hermosa, y me pregunto cómo se sentiría dominar a la líder del mundo libre.
—Oh, ¿así que ella es como una emperatriz de este lugar? —preguntó Maeve con una voz curiosa.