Archer siguió a Micha dentro de la casa silenciosa; el único ruido que podía escuchar eran sus pasos. Mientras caminaba, observaba cómo las caderas de la mujer mayor se balanceaban mientras su camisón azul no lograba ocultar sus curvas.
«Estoy contento de que ya no seamos familiares», pensó mientras los dos entraban en un dormitorio.
Una vez dentro, Micha cerró la puerta y preguntó:
—¿Has hablado con alguno de tus otros hermanos?
—No. He visto a papá, a ti y a Ellie —respondió Archer—. ¿Por qué, qué pasa?
Micha frunció el ceño mientras se sentaba en su cama y reveló:
—Todos excepto Ellie me llamaron loca y delirante. No quieren conocerte ni siquiera hablar contigo porque creen que necesito superar tu muerte.
Archer se sintió terrible por ella y se sentó a su lado mientras hablaba:
—Entonces, ¿no tienen interés? ¿Qué pasa con Billy o John?
La mayor sacudió la cabeza, su cuerpo temblando mientras empezaba a hablar con una voz triste y desconsolada: