Archer despertó al día siguiente con un peso familiar en los hombros. Al abrir los ojos, encontró a Micha y Ellie dormidos pacíficamente a su lado. Una cálida sonrisa cruzó su rostro antes de deslizarse suavemente de la cama, estirando la rigidez en sus miembros.
—Ese sueño fue hermoso —reflexionó con una sonrisa.
Sus articulaciones crujieron mientras se movía, el único sonido que rompía la quietud. Al entrar al pasillo, notó que la casa aún estaba oscura, las sombras cubrían cada rincón. Todos seguían dormidos.
Con un leve encogimiento de hombros, Archer se dirigió a la cocina. El pensamiento de una taza de té caliente lo impulsaba hacia adelante. Una vez que preparó la bebida caliente, caminó hacia la puerta que conducía al jardín y observó el cielo.
—Tan oscuro pero tranquilo —las estrellas aún estaban altas en el cielo, brillando y alumbrando el jardín.