Regresar

—¿Qué está pasando? —preguntó Kytos, su voz vacía de la misma vieja furia que lo había acompañado a él y a sus hermanos desde la Separación.

—Estás volviendo en ti. Eso es bueno —comentó Michael entre dos fuertes respiraciones.

Hacía tiempo que no se sentía tan cansado. De hecho, desde que adquirió un poder que rivalizaba con el de los Dioses, Michael nunca se había sentido así. Era la primera vez, pero no le asustaba.

Por el contrario, Michael daba la bienvenida al agotamiento. El dolor que se extendía por su cuerpo le mostraba a Michael que no era omnipotente y que aún quedaba un rastro de mortalidad dentro de él.

—¿Volviendo en mí? —el Primigenio Kytos miró a Michael antes de que sus ojos se dirigieran hacia el Dragón Calamidad—. ¡Quería matarlo! ¿Por qué funcionó? —rugió la antigua criatura, girándose para barrer su cola frente al rostro del Primigenio.

Michael creó una Barrera Imperial y se rio entre dientes.

—Ayuda a los otros si estás aburrido.