La siguiente mañana empezó más tarde de lo habitual, ya que nadie quería realmente salir de la cama, pero para cuando llegó el mediodía, ya no se podía retrasar más lo inevitable. Tendrían que ducharse y prepararse para ver qué tipo de caos había en la ciudad.
Nadie les había enviado ningún tipo de alertas urgentes, Risa estaba de guardia fuera de la puerta y les habría informado si había novedades, y no había habido solicitudes por radio para más tropas.
Ambas eran señales positivas, pero las tropas estaban listas para volver a la ciudad de nuevo, ahora que los ataques parecían haber cesado, y eso significaba una última revisión del campo de batalla antes de reducir su estado de preparación al habitual.