En tan solo unos minutos, el Personal de la Subasta había llevado a los dos Nobles y sus sirvientes hasta el palco y rellenado los asientos en el nivel principal con alguien de la lista de espera.
—Saludos, Santo Noxus, Condesa, Barones. Gracias por la oportunidad de conseguir un buen asiento hoy —saludó el Duque Roth, mientras tomaba asiento con delicadeza.
En comparación, el Conde Ara estaba de maravilloso humor, ahora que había conseguido que sus cuarto y quinto hijos se asentaran con una buena esposa.
—Gracias por hospedar a mi familia, Condesa Dewinter. No han dejado de alabar su comida desde que regresaron, y si es posible, a mis cocineros les gustaría hablar con los suyos sobre algunos de los platos que les gustaron especialmente —saludó el Conde.