El hecho de que su último proyecto fuera una formación de portales no podía ser una coincidencia. Alguien con poder debió haber movido hilos para que Thorin enseñara la formación a tanta gente cuando los Maestros la habían mantenido en secreto durante tanto tiempo.
Wolfe consideró que quizás solo era difícil de realizar, pero había algunos Generales en la habitación, usuarios de magia de Rango Seis, y no había muchos hechizos que estuvieran más allá de sus capacidades.
Aparte de las capacidades financieras, como Wolfe se dio cuenta al mirar el diagrama en la pizarra.
La formación necesitaba no menos de diez diamantes tan grandes como su puño, cortados con precisión y sin grietas, aunque podían tener decoloraciones u otras imperfecciones.
—¿Hay un sustituto para los diamantes? —preguntó uno de los asistentes al aula, frunciendo el ceño ante el coste astronómico de tal empresa.