Wolfe condujo a las brujas fuera de la sala, mientras ellas fingían que no estaban tan divertidas como él por la situación. La política en Gormana parecía ser un festival de gritos caóticos, donde todos expresaban su opinión abiertamente tan pronto como la persona con prioridad dejaba de hablar, y luego escogían la opinión que querían abordar.
Cómo eso resultaba en un gobierno funcional era un misterio, pero sospechaban que esas voces eran solo secundarias en el proceso, y que las decisiones reales se tomaban sin tener en cuenta su aporte, excepto en los raros casos en que alguien lograba impresionar a quienes habían redactado los nuevos planes, o a los que estaban en los comités de los diversos programas.
Los Guardianes se reunieron con Wolfe en una oficina justo detrás de la gran sala del parlamento, donde alguien había preparado café y bocadillos para ellos.