Asesinos, ogros e incluso Mike sostenían sus dagas contra el cuello del demonio, listos para matarlo con una sola orden.
—Q-Q-Q-Qué he hecho...? —preguntó el demonio con una expresión asustada.
—Te atreviste a faltarle el respeto a nuestro maestro, levantándote frente a él en la mesa del comedor. Maestro da las órdenes y yo decapitaré a este idiota —Mike habló con una expresión seria mientras miraba a Anon.
—Mike, estamos de vuelta en nuestro reino... Esto no es el mundo demonio, donde puedes simplemente decapitar a cualquier idiota que quieras —Anon habló con una sonrisa mientras continuaba comiendo su carne.
—Pero, maestro-
—Siéntense, ambos. No quiero sangre en mi mesa, ahora mismo —Anon habló con una expresión irritada.
—Sí, maestro —respondieron Mike y todos los asesinos inmediatamente retrocedieron y desaparecieron.
—¿Por qué quieres abrir un portal a ese reino? —preguntó Anon con una expresión seria.
—Y-Y-Yo... Esto fue... Es-