—¿Dónde lo puse? —habló Sylvi mientras seguía buscando algo entre su ropa.
—Luv... ¿Puedo preguntar qué estás haciendo? —preguntó Anon con una sonrisa.
—Ah... Lo encontré —habló Sylvi mientras sacaba de inmediato su pequeña varita mágica.
—¿Cómo demonios se te perdió eso en la ropa? —preguntó Anon con una expresión confundida.
—Eres grande... Pero eso no significa que solo tú puedas perder cosas, nosotros también tenemos mucho espacio en nuestra ropa, Sir Anon —respondió Sylvi mientras comenzaba a lanzar un hechizo.
Mientras comenzaba a dibujar las runas en el aire... Anon comenzó a leerlas pero no pudo entenderlas porque estaban escritas en un idioma extranjero y aunque copió todos sus recuerdos, simplemente no puede descifrar el texto.
—Este idioma que estás escribiendo... ¿Sabes lo que significa? —preguntó Anon con una expresión confundida.
Pero Sylvi inmediatamente le mostró la mano y le hizo señas para que permaneciera en silencio hasta que terminara de lanzar el hechizo.