Mientras la cabeza del Caballero Real rodaba por el suelo, la sangre salpicaba por todas partes y Bernie miraba a Anon con una expresión neutra.
—¿Sabes lo que has hecho? —preguntó Bernie mientras miraba a Anon.
—¿Te he dado la bienvenida con sangre? —respondió Anon con una sonrisa.
—Tienes agallas y algo de poder, te lo concedo... Pero, estás lejos de estar a nuestro nivel. Tengo miles de Caballeros aún flotando en el cielo y bastantes más detrás de mí. Te eviscerarán con una sola orden —dijo Bernie con una expresión neutra.
—Déjame hacerte una pregunta, Reina. Maté a este Caballero Real tuyo, pero ¿notaste el tiempo que me tomó matarlo? —preguntó Anon con una sonrisa.
—Un segundo o menos —respondió Bernie con una expresión neutra.
—Hay alrededor de seis mil soldados flotando en el aire y unos setenta y cinco soldados detrás de ti. ¿Cuánto tiempo crees que me tomará matarlos? —preguntó Anon con una sonrisa mientras miraba a Bernie.