En las Fronteras del Reino Enano y el Reino Humano...
Anon y Damon caminan juntos sobre la espesa nieve en silencio.
—¿Qué te pasó? ¿Por qué esa cara tan larga? —preguntó Anon mientras miraba a Damon.
—Carla no se siente como en casa... —Damon respondió con una expresión triste.
—¿Mmm...? ¿A qué te refieres? —preguntó Anon con una expresión confundida.
—Ella solía vivir en el cielo, solo los dioses y sus hijos viven allí... Ningún humano codicioso, iracundo o estúpido.
—Un día fue a comprar unas manzanas en el mercado y cinco cabrones la secuestraron y trataron de violarla. —Damon habló con una expresión enojada.
—Bueno... Eso amerita una pena de muerte. ¿Los mataste tan dolorosamente que ni sus familias pudieron reconocer sus caras? —Anon preguntó con una sonrisa mientras miraba a Damon.
—Quería hacerlo pero no tuve la oportunidad... Ella los mató a todos antes de que llegara yo. —Damon respondió con una expresión seria.