Destrucción Insatisfactoria

Mientras sus señores se desataban salvajes, Helios continuaba con su furiosa arremetida de fuego. 

Al escupir arcos de llamas blancas de sus tres imponentes cabezas, arrasaba el área frente a él durante treinta kilómetros. 

Las llamas características del rey dragón reducían fácilmente cualquier cosa que tocaran a ceniza en solo un breve segundo. Ya fuera una persona, un animal salvaje o incluso un edificio, al final no hacía absolutamente ninguna diferencia.

Con el paso del tiempo, las llamas de Helios se volvían más y más intensas, un indicador de su creciente ira y frustración.

¿Es esto todo lo que le queda en este mundo?

¿Quemar enemigos mezquinos que ni siquiera pueden empezar a defenderse?

¿No hay más desafíos?

Los años que pasó envuelto en gloriosas batallas ahora parecían un recuerdo lejano mientras observaba el campo de ruinas humeantes frente a él.

La decepción y el aburrimiento absoluto comenzaron a nublar su antigua mente.