—Fue lo más extraño del mundo. De repente me golpeó una pared de blanco y lo siguiente que supe, este tipo estaba sacándome de un agujero en la creación ¡Y fue tan brusco conmigo...! —Karliah se deshacía en halagos—. Fue delicioso.
—Bekka golpeó a la mujer fuertemente en el estómago hasta que se dobló—. Tan solo soy consciente de ti desde hace veinte minutos, vieja bruja. No pienses que no te lanzaría de nuevo a la nada y te olvidaría otra vez.
Karliah miró a su hija con lágrimas en los ojos.
Bekka arqueó una ceja como si pensara que quizás había ido demasiado lejos.
—¡Mi bebé se ha vuelto tan fuerte..! ¡Ese puñetazo casi saca mis órganos por la espalda! —Karliah se lanzó sobre Bekka y comenzó a acariciarla como si ella fuera la que tuviera algo de canina.
—¿¡Qué estás haciendo?! —Bekka preguntó—. ¡Te estoy elogiando! Mi niña se ha vuelto más grande, más hermosa y poderosa de lo que jamás hubiera soñado. ¡Este es el mejor día de mi vida!