En la casa de un amigo...

Bashenga probablemente nunca sería como sus hermanos o el resto de su familia.

No era demasiado sentimental. Nunca les había dado un abrazo voluntariamente ni dicho algo positivo que no estuviera cargado de ingenioso sarcasmo.

Ciertas cosas eran simplemente difíciles de superar, y él simplemente no era ese tipo de dragón.

Y aun así, eso no lo hacía menos cercano a su familia. Todos sabían que los quería lo mejor que podía.

Siempre estaban dispuestos a encontrarse a mitad de camino.

Aún no entendía todo su sentimentalismo, ni por qué insistían en dárselo a pesar de sus numerosos rechazos.

Pero los siglos habían traído la aceptación para él. Ese calor familiar que él creía estar por encima había llegado a ser algo que esperaba. Algo que valoraba.

Incluso si él mismo aún no se había dado cuenta de eso.

Bashenga no sabía por qué de repente derribó esa casa.

La irritación que sintió al ver a Cronos frente a sus padres era, para él, inexplicable. Pero estaba ahí.